Luego de una pausa de 3 meses
debido a mi viaje de perfeccionamiento en Italia, donde
también he dado varios cursos de floriterapia en Roma,
Genova y Cagliari (de mayo a agosto 2017)
www.floriterapia.com/corsi.htm, vuelvo a ofrecer mis servicios en
La Falda, Cordoba.
Esta
vez voy a hablarles de un fastidio grave y cada vez mas
difundido:
el Disturbio de Ataque de
Pánico (D.A.P.).
En los últimos años, los D.A.P. son más frecuentes,
probablemente debido a los cambios ambientales que ha
sufrido el Planeta, las catástrofes naturales, el
terrorismo, los accidentes violentos, la criminalidad
alta, la falta de seguridad, etc.
Es un episodio repentino de miedo intenso sin razón
aparente que sufre la persona y provoca desagradables
síntomas psico-físicos. A veces la causa puede haber
sido determinada por traumas sufridos durante
la infancia: desde una pérdida o luto, hasta el
alejamiento afectivo de personas importantes, o formas
de violencia física a las que la persona fue sometida.
Otras veces la causa puede subyacer en una respiración
equivocada, rápida, mientras una respiración lenta y
calma favorece el alejamiento de la crisis y evita una
posible recaída. Para algunas personas los D.A.P.
aparecen por primera vez “de la nada”, pero por lo
general el primer episodio se presenta durante un
período
prolongado de estrés, o como consecuencia de haber
vivido un momento muy doloroso. También pueden ser
hereditarios.
La experiencia de sufrir
un D.A.P. es algo muy fastidioso y alarmante, porque
llega de repente, en cualquier momento y provoca mucha
ansiedad y angustia. Desencadena un desequilibrio
emotivo que genera miedo y terror, sensación de muerte
inminente, miedo de perder el control y enloquecer.
Al mismo tiempo explotan los síntomas físicos: la
respiración se vuelve agitada y se siente el pecho
oprimido y sofocado, el corazón late fortísimo (durante
el primer episodio la persona piensa en un ataque de
asma o un ataque cardíaco, sin sospechar que en realidad
la causa es psicológica), la piel se cubre de sudor, los
músculos tiemblan y se sienten escalofríos, mareos,
vértigos, hay llanto y distorsión perceptiva de la
realidad y del espacio. Se experimenta la sensación de
perder el conocimiento o desmayarse. La persona se
siente como en un sueño y la visión se vuelve borrosa,
no puede oír ni hablar, siente hormigueo en manos y
pies, Y debe permanecer sentada porque no puede caminar,
está bloqueada y ha entrado en una especie de
cortocircuito.
El D.A.P. puede ser diurno o nocturno (se producen
durante el sueño pero no en respuesta a sueños o
pesadillas, sino que tienen vida propia). Tienden a
causar insomnio y la persona conservará un fuerte
recuerdo del momento vivido. El episodio puede durar
pocos minutos, pero su brevedad no es nunca un elemento
tranquilizante. La persona siempre queda exhausta y sin
fuerzas, Pueden repetirse desde varias veces al día, o
mucho más esporádicamente. A veces se asocian a miedos más
concretos o fobias: miedo de estar en lugares cerrados o
demasiado abiertos, miedo de atravesar un puente, miedo
a las alturas, al automóvil, al tren, al avión, al
autobús, al ascensor, las escaleras mecánicas, los
perros, los gatos, las arañas, las serpientes, etc. La
persona se siente atrapada en situaciones de las que no
puede “escapar”: manejar el auto, quedarse atrapada en
el tránsito, ir al restaurante, asistir a eventos
sociales, o incluso hacer la fila en el supermercado o
el correo. Y por lo general evita estos lugares, o los
frecuenta pero sintiéndose muy tensionada y generalmente
necesita ser acompañada por alguien. El miedo a sufrir
nuevos ataques es un freno para la vida normal, que se
vuelve limitada y condicionada en todos sus aspectos,
familiares, sociales y laborales. En los casos más
graves la persona ya no quiere salir de su casa ni
siquiera acompañada.
Ya que después de las primeras crisis se desencadena el
ansia de anticipación, con miedo constante a que la
crisis se repita, es oportuno recordar que nadie se
muere por un D.A.P. Generalmente los D.A.P. en la medicina oficial son
tratados con antidepresivos, pero también pueden ser
curados eficazmente con la medicina complementaria u
holística y natural.
Primero, a través del coloquio se debe identificar dónde
pueden estar las causas de esta condición, para llevar
gradualmente a la persona a eliminar los pensamientos
irracionales y ansiosos, ayudarla a superar sus traumas
y las heridas que ha sufrido su amor propio, a reforzar
su autoestima, la confianza en sí misma, a preguntarse
si está censurando o boicoteando alguno de sus sueños o
sus proyectos, o viviendo sin libertad y condicionada
por las expectativas ajenas. Se debe determinar si está
obsesionada por su salud, su familia, el trabajo, y todo
lo que estorba su mente y la hace sentir estresada,
angustiada y ansiosa.

Y luego se entrenará a la persona para que reconozca los
primeros síntomas y pueda afrontarlos con coraje antes
de llegar al ataque de pánico. Aprenderá a entrenar la
mente para reaccionar con calma y presencia de espíritu.
Las técnicas de relajación y respiración le servirán
para desensibilizar las emociones negativas y volver a
elaborarlas en clave positiva. Las visualizaciones
guiadas le serán útiles para distraer al cerebro y
focalizar la atención en pensamientos fuertemente
agradables, para “reprogramarlo” en positivo y perder el
“miedo de tener miedo” ante cualquier situación.
Entretanto empezarán a hacer efecto las curas naturales: personalmente
utilizo las Flores de Bach y las Californianas en manera
combinada (y con las cuales en Italia he obtenido
numerosos sucesos terapéuticos), la homeopatía de bajas
diluciones, las Sales de Shültz, los oligoelementos,
etc.
Visto los resultados obtenidos hasta ahora en mi
práctica profesional,
también utilizo come complemento en sede el
método
japonés EMDR (Eye Movement Desensitization and
Reprocessing): a través de movimientos
rápidos de los ojos, se pueden "lavar" los traumas que
han originado el DAP. Porque favorecen
la interacción de ambos hemisferios cerebrales (el
lógico
y el
emotivo), acompañados por el recuerdo
traumático, de
modo que las emociones negativas se
desensibilizaran y luego se volverán a elaborar en
clave
positiva.
La persona podrá recomenzar una nueva vida y empezar el
día con entusiasmo y felicidad, porque habrá llegado l
núcleo de su miedo, y no vivirá asustada por cosas que
no son (porque ésta es la clave!). El ataque de pánico
es un sufrimiento innecesario: a diferencia del miedo
fisiológico que puede salvarnos en situaciones de
peligro (huyendo o luchando), el pánico no sirve para
nada, y lo más importante es saber que con técnicas
simples, naturales e inocuas se puede poner fin a la
angustia y a la ansiedad de forma permanente. El apoyo moral, la contención y la información clara
ayudan profundamente a entender que se puede volver a conducir una
vida normal, libre de terrores, miedos y fobias.
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